El Eln debe dar pruebas contundentes de su voluntad de paz. Una de ellas es liberar al padre de Lucho Díaz y a todos los secuestrados que tiene en su poder.
El peor de los crímenes es el secuestro. Nada hay más perverso que someter a una persona a todo tipo de vejámenes contra su voluntad a cambio de recibir una gruesa suma de dinero por su liberación. Nada es más repudiable que atentar contra la libertad de un ser humano. El secuestro destruye familias, acaba con los patrimonios y alimenta el desprecio masivo de la comunidad hacia quienes lo cometen.
En Colombia ese crimen de lesa humanidad –por desgracia– terminó convirtiéndose en el arma más poderosa de los grupos guerrilleros para financiarse y también –que todo hay que decirlo– para alcanzar tratamientos benignos a la hora de negociar con los gobiernos. En otras palabras: el secuestro les permitió a los grupos guerrilleros negociar con los presidentes de turno en condiciones de igualdad.
Pero así como mediante el secuestro de personas inocentes los grupos insurgentes lograron réditos políticos, como ocurrió en La Habana con las Farc, hasta el punto de que sus jefes no pagaron un solo día de cárcel, esa práctica perversa y criminal también se encargó de acabar con la poca simpatía y legitimidad que tenían quienes se alzaron en armas contra el Estado.
El pueblo en su inmensa mayoría terminó despreciando a los grupos guerrilleros por cuenta del secuestro. Las manifestaciones de protesta más grandes de los colombianos se hicieron contra las Farc por cuenta del secuestro en tiempos de Álvaro Uribe. Millones de personas salimos a las calles a decirles: ¡Basta Ya! ¡No más secuestros!
Pero el Eln no aprendió esa lección. Desde sus inicios ese grupo guerrillero encontró en el secuestro y la extorsión de personas y empresas su mayor fuente de financiación. Hoy también se valen del narcotráfico y la minería ilegal.
El Eln se comporta hoy como cualquier organización criminal, carente de motivaciones políticas. El secuestro jamás puede considerarse como una “fuente de recursos”, como sostienen sus voceros, porque no solo atenta contra el Derecho Internacional Humanitario, sino que se trata de un crimen de lesa humanidad.
El secuestro de Luis Manuel Díaz –padre de Lucho Díaz, nuestro futbolista más destacado, estrella de la Selección Colombia y del Liverpool de Inglaterra– demuestra la razón de ser del Eln en la actualidad: un grupo guerrillero que encontró en el secuestro la mejor manera de lucrarse.
El comunicado en el que reconoce tener en su poder a Luis Manuel Díaz es una muestra de cinismo y de ceguera política.
“Somos solidarios –dice el Eln en el comunicado– con las familias que viven dolores y tragedias por el desempleo, la violencia criminal del paramilitarismo y el abandono del Estado. Siendo la corrupción de los clanes políticos la principal amenaza para la estabilidad de la región”.
¡Qué desfachatez la del Eln! Su cinismo lleva a sus jefes a expresar solidaridad con quienes han sumido en la miseria y el dolor. Ellos también son responsables del desempleo y hasta de la violencia demencial del paramilitarismo, porque dicho fenómeno criminal nació precisamente para enfrentar a los grupos guerrilleros que habían convertido a Colombia en un Estado inviable.
Ahora vienen los jefes del Eln a pretender lavarse las manos con el secuestro y posible liberación del padre del máximo ídolo del deporte nacional, quien jamás debió ser secuestrado. No hay que llamarse a engaños: el gran responsable de la vida de Luis Manuel Díaz es el Eln, como lo aseguró el presidente Gustavo Petro desde Estados Unidos.
¡La máquina criminal del secuestro debe acabarse YA…!
Entre 1990 y 2018 fueron secuestradas en Colombia 50.000 personas, según cifras recopiladas y verificadas por la Comisión de la Verdad. El 50 por ciento de dichos secuestros fueron cometidos por las antiguas Farc, mientras que el Eln realizó 9.538 de ellos. Es decir, el 19 por ciento del total de los secuestros reportados en Colombia fueron realizados por el Eln.
¡Se trata de una monstruosidad! Ese número de personas secuestradas muestra en toda su dimensión el enorme daño que le ha causado el secuestro al país. Son 50.000 familias que han pasado –y siguen pasando, porque esa máquina de terror sigue encendida– por el suplicio de tener secuestrado a un ser querido.
Uno de esos secuestrados es Luis Manuel Díaz, padre de Lucho Díaz, en poder del Eln. De otros secuestrados, como el odontólogo Juan Carlos Bayter, tanto familiares como amigos desconocen la identidad de sus secuestradores. Si es el Eln quien lo tiene en su poder; entonces, también debe proceder a liberarlo, como anunció que haría próximamente con el padre de Lucho Díaz.
El Eln debe liberar de inmediato a todos los secuestrados que tiene en su poder, si de verdad tiene la convicción íntima de lograr la paz y la reconciliación nacional.
¿El Eln puede secuestrar y extorsionar mientras negocia con el gobierno?
Cuando el gobierno de Gustavo Petro y el Eln se sentaron en la mesa de La Habana para acordar los procedimientos para el cese del fuego, uno de los temas planteados fue el de la financiación de los combatientes de ese grupo guerrillero.
Los voceros del Eln dejaron en claro que no renunciarían a seguir secuestrando y extorsionando, siempre y cuando no encontraran un mecanismo que les permitiera financiarse mientras negociaban con el gobierno. En su momento se planteó la creación de un “fondo internacional”, con recursos de gobiernos amigos, para poder financiar el sostenimiento de la “guerrillerada”.
Con mucha astucia el Eln no habló de secuestros, sino de “retenciones económicas”, pues sus jefes saben muy bien que el secuestro es un delito de Lesa Humanidad –violatorio del DIH– que no puede ser contemplado en ninguna negociación y bajo ninguna justificación. Por increíble que resulte, el gobierno aceptó esa absurda condición. Por eso el Eln sigue secuestrando.
Unos 42 policías del grupo Jungla de la Policía regresaron a la estación de Barrancas tras estar una semana de inmersos en La Serranía del Perijá. Se estima que estos movimientos son a raíz de lo anunciado en las últimas horas por el ELN. #VocesySonidos pic.twitter.com/Df9JUTJFRb
— Blu Caribe (@BLUCaribe) November 6, 2023
El gobierno admitió las “retenciones” y las extorsiones del Eln y por consiguiente quienes deben dar explicaciones son el comisionado de Paz, Danilo Rueda, y el equipo negociador del gobierno. Resulta inadmisible que el Eln crea que puede seguir secuestrando y extorsionando, mientras negocia con el gobierno. ¿En qué cabeza cabe que algo así pueda ser posible?
Secuestrados de primera y de segunda
Luego de verse obligado a reconocer que tenía en su poder a Luis Manuel Díaz, el Eln anunció que procederá a liberarlo próximamente. Ojalá que el grupo guerrillero cumpla su palabra y el padre de Lucho Díaz regrese pronto a su hogar, de donde jamás debió ser arrebatado por la fuerza.
Pero el Eln no solo debe liberar de inmediato a Luis Manuel Díaz, sino a todas las personas que tiene en su poder. Si su voluntad de paz es sincera, debe ordenar el regreso a casa de las personas que mantiene en cautiverio.
Es necesario, además, esclarecer la suerte de las otras personas secuestradas, cuyo paradero se desconoce, así como la organización a la que pertenecen sus secuestradores. Esa incertidumbre también debe acabarse.
En Colombia no puede haber secuestrados de primera y secuestrados de segunda. Punto. Todos deberían tener igual importancia para el Estado. Todas sus familias sufren por igual. El clamor por la liberación de Luis Manuel Díaz, debe ser igual al que despiertan las demás personas secuestradas, entre ellas el odontólogo banqueño, Juan Carlos Bayter.
El Eln no lucha contra la corrupción: vive de ella
Si el Eln no firma la paz con Gustavo Petro resulta muy difícil que lo haga con cualquier otro gobierno. Petro ha mostrado una generosidad aún mayor que la de Juan Manuel Santos con las Farc, que ya es mucho decir. En su búsqueda de la “paz total”, Petro ha sido particularmente magnánimo con guerrilleros y organizaciones criminales.
Si alguien conoce de las motivaciones políticas que hay detrás de una organización subversiva es Petro, quien hizo parte de una de ellas, como es el caso del M-19. Si alguien sabe del fracaso de pretender llegar al poder por la vía armada es Petro, que llegó a la Presidencia de la República, pero por las urnas, no por las armas.
El Eln, sin embargo, considera que su lucha armada, sostenida con secuestros, extorsiones y narcotráfico, sigue teniendo vigencia en pleno Siglo XXI. Sus jefes insisten, contra toda lógica y evidencia, en llegar al poder mediante el uso de los fusiles. Su miopía política se convirtió en ceguera.
El secuestro de personas queridas por la comunidad los aleja cada día más de quienes dicen defender. El Eln no lucha contra la corrupción. Todo lo contrario: vive de ella, porque negocia en las regiones con los políticos corruptos a quienes dice combatir. Y eso el pueblo lo sabe, por eso los repudia.