Mientras crecen los escándalos de la financiación de su campaña y el de los carrotanques de La Guajira, Gustavo Petro radicaliza su discurso y ambienta una constituyente.
Teniendo el país tantos asuntos de los que debe ocuparse, todos ellos muy urgentes y graves, el presidente Gustavo Petro insiste en su hipótesis paranoica de un supuesto “golpe blando” y en su cada día más peligrosa propuesta de una asamblea constituyente, que solo él sabe cómo la hará y bajo qué condiciones, sin volver trizas el orden institucional y constitucional del país.
Mientras Petro posiciona ante la opinión pública la idea del “golpe blando” y va cocinando la realización de una “asamblea constituyente”, de forma irresponsable y delirante se vale de la plaza pública para “meterle candela” a la polarización nacional, aprovechando la presencia de “un pueblo hastiado de los abusos de la oligarquía”, expresión que utiliza con frecuencia.
Lo peligroso de los señalamientos de Petro es que no solo carecen de rigor, sino que tampoco cuentan con los mínimos fundamentos legales, como ocurrió el pasado viernes, al endilgarle el rótulo de “terrorista” al expresidente Iván Duque por los hechos ocurridos en Cali durante el estallido social del 2021. De igual manera, el día anterior en Santa Marta, Petro llamó “vagabundos” a los magistrados del Consejo Nacional Electoral (CNE), Álvaro Hernán Prada y Benjamín Ortiz, quienes pidieron imputación de cargos tanto a Ricardo Roa –presidente de Ecopetrol– como al propio Petro, por la presunta financiación irregular de la campaña del hoy presidente en el 2022.
Pero mientras Petro recorre las plazas del país hablando del supuesto “golpe blando” y ambientando su campaña “proconstituyente”, la lista de asuntos graves que tiene por resolver a dos años de su mandato sigue creciendo.
Y ello es así por cuenta de que Petro no solo no se ocupa de los graves asuntos del país, sino que decidió tener un problema para cada solución. Desde la crisis de la salud hasta la de las impagables tarifas de energía, pasando por las inundaciones de La Mojana y la elección del rector de la Universidad Nacional, las soluciones definitivas que ofrece Petro vienen cargadas de un sesgo ideológico o carecen de soportes técnicos y financieros, que hacen inviables muchas de ellas.
De todos los temas que aparecen en la lista de asuntos por resolver por parte de Petro, uno de los más delicados es el de la financiación de su campaña presidencial. Todo lo que se conoce sobre los dineros que ingresaron a la campaña –así como los que no fueron registrados, pero habrían sido utilizados para la misma– es confuso y turbio. Ninguno de los directivos de la campaña, empezando por el propio candidato Petro y siguiendo con el gerente Roa, ha podido explicar con claridad cómo se recibieron los recursos, de dónde provenían y qué destino se les dio. La apuesta de Nicolás Petro, jefe de campaña para la región Caribe, al parecer, es la de ganar tiempo con atajos jurídicos, mientras trata de armar el rompecabezas que él mismo elaboró con la plata que recibió del ‘Hombre Marlboro’ y ‘el Turco’ Hilsaca, entre otros. Su estrategia “dilatoria”, al no estar Francisco Barbosa al frente de la Fiscalía General, carece de sentido y evidencia su desprecio porque se sepa la verdad de lo sucedido en la campaña presidencial de su padre. Que Nicolás cuente: ¿cuánta plata recibió y cuánta ingresó a la campaña de Gustavo Petro? ¿Quiénes fueron los aportantes? ¿De dónde provenían los recursos? ¿Cuál fue el destino final de los mismos?
Tanto Ricardo Roa, como gerente de la campaña, como Gustavo Petro, en su calidad de candidato y de único beneficiario de esos recursos, también tendrán que dar explicaciones satisfactorias sobre este espinoso y delicado asunto.
Ni cuentas claras, ni chocolate espeso, en la campaña del Pacto Histórico
La decisión de los magistrados Álvaro Hernán Prada y Benjamín Ortiz del CNE de radicar ponencia de formulación e imputación de cargos contra la campaña de Gustavo Petro por la supuesta violación de los topes electorales es muy grave. Se trata de la apertura formal de una investigación contra el entonces candidato y hoy presidente, así como contra directivos de su campaña, entre ellos Ricardo Roa, hoy al frente de Ecopetrol. La ponencia tiene 100 páginas que contienen pruebas documentales y testimoniales que evidenciarían las irregularidades del entonces candidato del Pacto Histórico, entre ellas las de directivos de Daily Cop, que habría aportado $2.000 millones que no habrían sido registrados.
También figuran en el expediente aportes de Fecode y la USO, tampoco registrados en los libros de la campaña de Petro. Los restantes miembros del CNE tendrán que respaldar o rechazar la ponencia. Es apenas una fase preliminar, cuyo trámite para quedar en firme apenas comienza. No es la primera vez que una campaña presidencial es investigada por el CNE por supuestamente haber violado los topes. Por ello mismo llama la atención la reacción desmedida y grosera de Petro, quien llamó “vagabundos” a los magistrados del CNE.
¿Sirvió o no la plata de la Ungrd para aprobar las leyes del gobierno?
El ex director de la Unidad Nacional de Gestión de Riesgos y Desastres (Ungrd) Olmedo López fue nombrado por el gobierno de Gustavo Petro gracias a su cercanía con el Pacto Histórico. No es ningún infiltrado. Tampoco lo es Sneyder Pinilla, nombrado subdirector de esa entidad. Ambos fueron recibidos con los brazos abiertos por el petrismo pura sangre. Ambos fueron nombrados por ser quienes eran en Antioquia y Santander. Todos sabían de sus antecedentes y sus conductas. Que no vengan ahora a lavarse las manos quienes se sentaron a manteles con Olmedo y Sneyder, como si padecieran una enfermedad contagiosa.
El escándalo de los “carrotanques” de La Guajira tiene muchos más protagonistas dentro del petrismo que López y Pinilla. Ambos tendrán que develar sus identidades y su rol en el entramado de corrupción. A los nombres de Iván Name y Andrés Calle, presidentes de Senado y Cámara, respectivamente, mencionados por Pinilla, es muy probable que se sumen muchos más congresistas. Petro no puede, tampoco, eludir su responsabilidad política en este asunto. La versión de Pinilla indica que la plata que habrían recibido los congresistas, proveniente, al parecer, de contratistas de la Ungrd, habría servido para la aprobación de leyes favorables al Gobierno.
¿Quiénes fomentaron, respaldaron y patrocinaron el estallido social contra Duque?
De toda la andanada de Petro contra la clase política, en su periplo por los “barrios populares” de algunas de las principales ciudades del país, la que más llamó la atención fue el señalamiento de “terrorista” contra el expresidente Iván Duque. Se trata –sin duda– una afirmación irresponsable, peligrosa y mentirosa. El comportamiento de Duque como presidente de la República se caracterizó por su apego absoluto a la Constitución y la Ley. Punto. El manejo que como jefe de Estado le dio al llamado “estallido social”, respaldado y patrocinado por dirigentes políticos opositores a Duque, entre ellos el propio Petro, estuvo siempre regido por principios democráticos. Quienes, como miembros de la Fuerza Pública, abusaron de su condición y atentaron contra algunos manifestantes, deberán responder por sus actos.
Esos abusos están lejos de convertir a Duque en un “terrorista”, como de forma mendaz sostiene Petro. Sobre ese “estallido social” de Cali son otros quienes deberían rendir cuentas: ¿Quiénes lo fomentaron y con qué propósito? ¿Cómo financiaron la llamada “primera línea”? ¿Quiénes ordenaron el secuestro, la tortura y el asesinato del patrullero de la Policía Carlos Andrés Rincón, quien no aparece en la lista de las víctimas del estallido social de Cali? ¿Por qué no lo incluyen en la lista de las 60 víctimas de las que habla Petro? A propósito, ¿cuántas fueron las víctimas en realidad? ¿Sesenta, como dice Petro? ¿Cuarenta y cinco como sostiene la ONG Indepaz? ¿O 16 como informó la Fiscalía?
¿Qué tan chavista es Petro? Lo que dice Financial Times
El prestigioso periódico londinense Financial Times en una reciente edición comparó a Gustavo Petro con Hugo Chávez. La mención tiene que ver con la propuesta de Petro de celebrar una asamblea constituyente. Recordó que el hoy presidente grabó en una “losa de mármol” que nunca reformaría la Constitución de 1991, promesa que estaría a punto de incumplir en “la medida en que pierde fuerza en el Congreso”, según el influyente periódico británico. De acuerdo con el Financial Times, mediante una asamblea constituyente, Chávez en Venezuela “consolidó el poder, aumentó el control estatal sobre la economía, impulsó el gasto y tomó medidas enérgicas contra la oposición”. Todo esto es –precisamente– lo que se teme que pase en Colombia, en caso de que una iniciativa tan riesgosa como una constituyente quede en manos de Petro, quien cada día se muestra más distante de valores fundamentales para todo sistema democrático, como es la separación de poderes.