El “cañazo” de Leyva

Foto Procuraduria
COMPARTIR EN:

¿De dónde saca el excanciller que el acuerdo de paz con las Farc contempla una asamblea nacional constituyente? ¿A qué juega?

Mientras el país atraviesa la peor crisis en su lucha contra la corrupción y amplias zonas del territorio nacional quedan bajo el control de organizaciones criminales, tanto subversivas como narcotraficantes, el gobierno de Gustavo Petro insiste en sacar adelante una convocatoria popular que abra las puertas a una asamblea nacional constituyente, propósito en el que –aunque lo niegue– Petro está empecinado.

El capítulo más reciente –pero no el último, seguramente– para cumplir con esa misión lo acaba de escribir el excanciller Álvaro Leyva, quien ratificó en entrevista que concedió a Vicky Dávila para Semana que los acuerdos de paz de La Habana contemplan una asamblea constituyente para ratificar lo pactado entre el gobierno de Juan Manuel Santos y las Farc.

Leyva se refiere concretamente al aparte del acuerdo de La Habana en el que se lee textualmente lo siguiente: “(…) Por lo anterior, el gobierno de Colombia y las Farc-Ep, con el ánimo de consolidar aún más las bases sobre las que se edificará la paz y la reconciliación nacional, una vez realizado el procedimiento de refrendación, convocarán a todos los partidos, movimientos políticos y sociales, y a todas las fuerzas vivas del país, a concertar un gran acuerdo político nacional, encaminado a definir las reformas y ajustes institucionales necesarios para atender los retos que la paz demande, poniendo en marcha un nuevo marco de convivencia política y social”.

Según Leyva, lo anterior significa la celebración de una asamblea nacional constituyente, hecho que –“sin saberlo”– habría sido aprobado por el entonces presidente Juan Manuel Santos, quien –según Leyva– “no leyó lo que firmó”.

De acuerdo con el excanciller Leyva, esa misma interpretación habría hecho en su momento el jefe del equipo negociador del gobierno, Humberto De la Calle, quien al leer el texto en La Habana habría afirmado: “Pero esto es una Constituyente”, habría dicho De la Calle, luego de que alias Iván Márquez, entonces jefe negociador de las Farc, le presentó el documento final.

La verdad es que el texto citado por Leyva –que sería de obligatorio cumplimiento, al ser reconocido por la ONU y tener prevalencia sobre el orden interno– nada tiene que ver con una asamblea nacional constituyente. La de Leyva es una interpretación sofista y astuta, cuyo único propósito es buscar un atajo para la celebración de una asamblea constituyente, sin tener que pasar por los canales legítimos y constitucionales.

Si ese hubiera sido el propósito de los negociadores del gobierno en La Habana, entre ellos del propio De la Calle, pues se habrían referido explícitamente a la celebración de una asamblea nacional constituyente para refrendar los acuerdos. Algo tan delicado y grave no podía dejarse a la libre interpretación de los firmantes, o –algo peor– a la libre interpretación de futuros gobiernos, como pretende hacerlo ahora Leyva en tiempos de Petro.

Para alejar cualquier tipo de dudas sobre ese delicado asunto, el propio expresidente Santos declaró recientemente que convocar una asamblea constituyente para refrendar los acuerdos de La Habana es “un absurdo”. “Esa es una de las líneas rojas –dijo Santos– que establecimos en la negociación con las Farc”. Todos los expresidentes de la República se expresaron en los mismos términos.

Pero hay algo mucho más contundente que ignora el astuto Leyva. Si de lo que se trataba era de refrendar el texto de La Habana, mediante una consulta al pueblo, pues dicha consulta se hizo, cuando Santos convocó al plebiscito, para saber si los colombianos estaban de acuerdo o no con lo pactado en La Habana.

El resultado de dicha consulta en octubre de 2016 todo el país lo conoce: ganó el NO con un 50,2 %, sobre el Sí, que obtuvo el 49,7 % de los votos. Es decir, el acuerdo de paz firmado por Santos y las Farc fue rechazado por los colombianos, resultado que después Santos ignoró. A Leyva se le olvidó este pequeño detalle.

¿A qué juegan Petro, Leyva y los amigos del Gobierno? ¿Pretenden llegar a una asamblea constituyente valiéndose de atajos y desconociendo la Constitución?

Dentro de la Constitución todo, por fuera de ella nada

¿Qué tan sólo está Leyva en su propósito de llegar a una asamblea constituyente sin tener que pasar por la Constitución Nacional? Solo no está: cuenta con Petro, quien el 28 de mayo trinó en su cuenta X: “A mí personalmente no me interesa para nada la reelección, pero los que sí se aprovecharon de ella y convocaron a la guerra y a la paz ahora proponen golpes de Estado. La razón es una: incumplieron. No sabían lo que firmaban. La declaración unilateral de Estado, según la Convención de Viena, obliga a las partes a cumplir lo acordado y a ajustar la normatividad interna para garantizar el cumplimiento. Nos quedan tres tareas: leer la Convención de Viena, leer los acuerdos de paz y cumplir”.

Obviamente que el sablazo de Petro es para Santos, quien sostuvo que “usar el acuerdo de paz con las Farc para convocar una asamblea constituyente es un absurdo”.

Pero Santos fue mucho más allá, que fue lo que molestó tanto a Petro como a Leyva. Afirmó que una asamblea constituyente solo puede convocarse por las vías que establece la Constitución: “Cualquier intento de hacerlo por otra vía se enfrentaría con la gran mayoría de los colombianos. En especial con el poder Legislativo y Judicial y con las Fuerzas Armadas, encargadas de resguardar la democracia”. ¿Qué quiso decir Santos con su última frase? ¿Cuál es el alcance de la misma? Tanto Petro, como Leyva la interpretaron como una propuesta de un “golpe de Estado”.

¿Lluvia de ideas para que Petro siga en el poder?

La confusión y el caos generados por la forma confusa como Petro y Leyva, así como congresistas amigos del Gobierno, han pretendido ambientar la “consulta al pueblo”, sin que ello sea interpretado como una convocatoria a una asamblea constituyente, tiene como protagonista principal al propio Petro, quien –al quedar en evidencia sobre sus verdaderas intenciones– declaró que nunca ha hablado de asamblea constituyente. Le achacó esa responsabilidad –¡oh, sorpresa!– a la “prensa”. Por supuesto que Petro sí ha hablado de una asamblea constituyente, aunque lo niegue.

El 16 de marzo, en el llamado “monumento a la resistencia” de Cali, afirmó: “La propuesta de una asamblea constituyente desatará un debate nacional y está bien que así sea”. Más claro no canta un gallo. Más que una “lluvia de ideas”, como sostiene Leyva, lo que hay detrás de todas las iniciativas planteadas por Petro y sus amigos es convocar una constituyente para darle continuidad a un proyecto político y un mandato presidencial que debe acabar el 7 de agosto del 2026.

Ni un día antes, ni un día después. Punto. En esa “lluvia de ideas” también estaría la del representante a la Cámara por el Pacto Histórico David Racero de “ampliar el período presidencial”. Curiosamente, al representante Racero lo que antes le parecía abusivo y antidemocrático, ahora le parece normal.

Ni Santos ni ‘Timochenko’ respaldan la Constituyente de Petro. ¿Entonces?

¿Qué piensan las antiguas Farc del propósito de Petro y Leyva, así como de los congresistas amigos del Gobierno, de convocar una asamblea constituyente para poder implementar la paz con ese grupo desmovilizado? Timoleón Jiménez, ‘Timochenko’, presidente del Partido Comunes, creado después de los acuerdos de La Habana, no tiene dudas: “Nuestro apoyo irrestricto al actual gobierno no excluye nuestro sentido crítico, de ahí que expresamos nuestra preocupación por las consecuencias que puedan derivarse de las recientes declaraciones del presidente Gustavo Petro, en el sentido que no puede cumplirse el acuerdo de paz de 2016 si no se hace una asamblea constituyente. Creemos que cumplir el acuerdo puede desatar las más hondas transformaciones en Colombia”.

Es decir, los desmovilizados de las Farc tampoco están en el mismo baile de Petro y Leyva. En otras palabras: ni el Gobierno que firmó la paz a nombre del Estado colombiano, ni su contraparte en la mesa de negociación respaldan la asamblea constituyente que promueve el gobierno de Petro. Tampoco la inmensa mayoría del pueblo colombiano. La pregunta es: ¿cuál es el verdadero propósito de Petro y sus amigos para convocar una asamblea constituyente que nadie quiere?

Con mensajes claros, no habrá ni confusión ni pánico

Por cuenta del pésimo manejo dado por Petro y sus amigos, acerca de la posibilidad de una asamblea constituyente para implementar los acuerdos de La Habana con las Farc, se han instalado una serie de versiones absurdas, preocupantes y peligrosas. Una de ellas sostiene que el próximo 20 de julio Petro no instalará las sesiones del Congreso, sino que lo cerrará para convocar la asamblea constituyente. Llamó la atención que la propia Casa de Nariño sacó un comunicado para desmentir algo tan descabellado. “@infopresidencia informa a la ciudadanía que NO es verdad que el 20 de julio, ni en ninguna otra fecha, el presidente @petrogustavo cerrará el Congreso”.

Presidencia aprovechó la ocasión para hacer un llamado a los líderes de opinión “para que no generen pánico y desinformación”. Sobre ese particular, es bueno que tanto el presidente como quienes lo acompañan sepan que la desinformación y el pánico surgen cuando no hay claridad sobre los mensajes que transmiten y cuando cada funcionario o amigo del Gobierno actúa como rueda suelta. Eso precisamente es lo que ha venido ocurriendo con la posibilidad de que el Gobierno convoque una asamblea nacional constituyente. Ahí radica la preocupación y ahí se genera el pánico.